Genero: Sci-fi
Calidad: DVDrip
Formato: XViD
Tamaño: 1.01 GB
Fecha: 17-04-2008
Idioma: Español
Fichero: DESCARGAR TORRENT
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Sinopsis:
En un futuro próximo esos problemas provenientes de la insaciable agresividad del Ser Humano para con sus congéneres está resuelto en virtud a la implantación de una droga que neutraliza las emociones. El fármaco se ve reforzado por infinidad de pantallas gigantes que imparten el mensaje del "Gran Hermano" de turno, aquí denominado "el Padre" (Sean Pertwee), que explica que para desterrar las guerras y el crimen del Mundo ha sido necesario extirpar las emociones y todo lo subjetivo del espíritu humano. De esta manera, no hay guerras, pero tampoco hay demostraciones de, por ejemplo, afecto, amor romántico ni ficciones... Y, estando en un sistema semi totalitario, cualquier individuo que no tome su dosis o que se rebaje a experimentar sentimientos, es arrestado, juzgado y cremado. Un grupo de rebeldes resiste a mano armada y las fuerzas del orden están representadas por clérigos que poseen dones especiales para la percepción y el combate. Uno de ellos, Preston (Christian Bale), se ve obligado a liquidar a su compañero (Sean Bean), que le ha tomado el gusto a la lectura de Yeats. Con su nuevo compañero (Taye Diggs), marcha a la casa de una mujer subversiva (Emily Watson), que es arrestada por haber dejado de inocularse con la droga. A partir de esto, el protagonista comienza a tener dudas y para resolverlas, deja de autoadministrarse su medicamento. Narrativamente la película logra algún punto de interés con la estrategia para atrapar a los rebeldes, que es, convirtiéndose uno mismo en rebelde, pero el mayor mérito es el planteamiento de las escenas de acción y peleas cuerpo a cuerpo, tal vez las más sustanciosas del cine post-Matrix. Pero hay algunas falencias de lógica interna como, por ejemplo, que el personaje de Taye Diggs, un clérigo que acusa a Preston de experimentar sentimientos, demuestre abiertamente soberbia, prepotencia y cinismo (con la obvia meta de generar un villano odiable). Esto sumado a la sensación de video-game deterioran cualquier posible logro en el terreno de la ciencia-ficción.
En un futuro próximo esos problemas provenientes de la insaciable agresividad del Ser Humano para con sus congéneres está resuelto en virtud a la implantación de una droga que neutraliza las emociones. El fármaco se ve reforzado por infinidad de pantallas gigantes que imparten el mensaje del "Gran Hermano" de turno, aquí denominado "el Padre" (Sean Pertwee), que explica que para desterrar las guerras y el crimen del Mundo ha sido necesario extirpar las emociones y todo lo subjetivo del espíritu humano. De esta manera, no hay guerras, pero tampoco hay demostraciones de, por ejemplo, afecto, amor romántico ni ficciones... Y, estando en un sistema semi totalitario, cualquier individuo que no tome su dosis o que se rebaje a experimentar sentimientos, es arrestado, juzgado y cremado. Un grupo de rebeldes resiste a mano armada y las fuerzas del orden están representadas por clérigos que poseen dones especiales para la percepción y el combate. Uno de ellos, Preston (Christian Bale), se ve obligado a liquidar a su compañero (Sean Bean), que le ha tomado el gusto a la lectura de Yeats. Con su nuevo compañero (Taye Diggs), marcha a la casa de una mujer subversiva (Emily Watson), que es arrestada por haber dejado de inocularse con la droga. A partir de esto, el protagonista comienza a tener dudas y para resolverlas, deja de autoadministrarse su medicamento. Narrativamente la película logra algún punto de interés con la estrategia para atrapar a los rebeldes, que es, convirtiéndose uno mismo en rebelde, pero el mayor mérito es el planteamiento de las escenas de acción y peleas cuerpo a cuerpo, tal vez las más sustanciosas del cine post-Matrix. Pero hay algunas falencias de lógica interna como, por ejemplo, que el personaje de Taye Diggs, un clérigo que acusa a Preston de experimentar sentimientos, demuestre abiertamente soberbia, prepotencia y cinismo (con la obvia meta de generar un villano odiable). Esto sumado a la sensación de video-game deterioran cualquier posible logro en el terreno de la ciencia-ficción.
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